En este post nos atrevemos a decir que el marketing se ha convertido en un todo, si bien, no nos podemos olvidar de que es una versión actualizada y revisada del marketing clásico, pero más participativa y más social.
Por qué decimos que el marketing lo es todo. Porque cuando hablamos de una página web, de un grupo en Facebook, de un sms, de un mail, de una llamada telefónica, de un club de fidelización, de una tarjeta de visita, de una acción social, de un reportaje en una revista, de una búsqueda en Google, de un post en blog, de un video en Youtube, de una noticia… estamos hablando de marketing.
Y por qué decimos que el marketing relacional es compartir experiencias. Porque el principal objetivo del marketing es convertir esas experiencias entre las marcas y los públicos en vínculos fuertes y sobretodo duraderos.
Hoy en día, los consumidores han dejado de ser meros receptores a convertirse en verdaderos protagonistas, ya que se ha producido un intercambio bidireccional, donde el consumidor participa, opina, sugiere, crea…
El principal reto es cómo gestionar eficazmente esas relaciones para que marcas y consumidores conversen con fluidez y se mantengan juntos por mucho tiempo. Toda actividad por parte de los anunciantes tiene que estar orientada al consumidor.
La sociedad está dando un cambio, y la comunicación está ahora en manos de las personas y no de la publicidad ni del marketing. Las nuevas generaciones son cada vez más ecologistas, solidarias, activistas y sobretodo digitales. Por ello, lo más importante es saber escuchar, conocer lo que la sociedad demanda y ofrecérselo.
Hemos llegado a una situación en la que las transacciones han sido sustituidas por las relaciones, y esto ha dado lugar al marketing relacional, el cual da la respuesta a cómo fortalecer nuestras relaciones comerciales.