El viaje de incentivo es uno de los premios más valorados por empleados y clientes, dado que cumple varios de los objetivos de motivación y fidelización, reforzando la vinculación a la empresa y el reconocimiento de la persona. Pero no hay que caer en lo tradicional, sino que hay que hacer trabajar a la imaginación para que el viaje de incentivo sea original e inolvidable.

Un viaje de incentivo va dirigido a aquellos empleados que hayan desarrollado un importante nivel de productividad, hayan logrado los objetivos marcados o se merezcan ser recompensados y realizados de alguna manera por su contribución a la empresa. De esta manera, un viaje de incentivo es un reconocimiento no monetario que utilizan las compañías antes de realizar, por ejemplo, un aumento salarial. Además en estos viajes las empresas aprovechan para comunicar a sus empleados determinadas estrategias en un ambiente relajado y diferente, alejado de la habitual sala de reuniones.

Por otro lado, los viajes de incentivo también pueden ir dirigidos a aquellos clientes que se merezcan una gratificación por ser importantes y además a la empresa le interese mantenerles y  fidelizarles.

La importancia de los viajes de incentivo radica en que enriquecen a la persona, aumentando su motivación y afianzando sus lazos hacia la empresa. Por ese motivo cada viaje hay que diseñarlo teniendo en cuenta los objetivos, participantes, destino, empresa…y lo más importante siendo original y deferente en todo momento.

Pero organizar un viaje de incentivo no debe ser únicamente elegir un destino y preparar el viaje, sino que se requiere un proceso de organización para que el viaje sea original, diferente e irrepetible, para que se convierta en una experiencia inolvidable.

Como dato informativo que revela la importancia de tener en cuenta la originalidad a la hora de organizar este tipo de viajes, disponemos de información de un estudio elaborado por American Express Viajes. Según el cual el 69% de las personas que han participado en el estudio elaborado asegura haber tenido una mala experiencia en un traslado de viajes corporativos. Según informan, el principal motivo del fracaso ha sido la falta de elección de un destino original o vivencia diferente.

La idea es que el viaje de incentivo se convierta en una experiencia de lo más original, irrepetible, emocionante e inolvidable.

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